Nashville se presenta como un duelo de divas del Country,
Rayna James , la cantante madura que quiere revivir su éxito del pasado, y
Juliete Barnes la joven salida de un concurso de talentos que viene arrasando y
quiere mostrar su valía más allá del éxito repentino.
Alrededor de ellas toda una maraña de personajes que se
encargan de hacer de la serie un auténtico culebrón que dura 6 temporadas y
cada una con más de 20 episodios. Con lo poco que veo la tele he tardado casi
medio año en terminarla, pero si uno tiene paciencia Nashville va más allá y se
puede disfrutar de buena música y descubrir mucho , pese a lo ficticio, de un
sitio donde el Country es la vida de todos su habitantes y su entorno.
A mi me ha gustado
mucho, la trama sensibilera me enganchó, me identifiqué con Rayna en muchas
cosas y lloré como tonta a final de Julio con el último episodio que fue el
sumun del pastel y la tontería, pero es lo que tienen los culebrones, que ponen
las hormonas y los sentimientos básicos a tope, ¡ea!, a veces soy muy primaria. Pero no me voy a desviar del tema que quiero
tratar y por lo que más me ha gustado es porque la música era el reclamo
perfecto.
Empecé a verla por la atracción que tengo al Country, para
mi sorpresa todos los actores son también cantantes e interpretan las canciones y los hay que son
verdaderamente buenos, eso es lo mejor de la serie, junto con mostrar que
Nashville es sin lugar a dudas uno de los centros neurálgicos de esta música, que
la ciudad y sus habitantes viven por y para el Country y si ya tenía ganas de
ir antes de verla ahora más porque qué envidia me dan esos bares en los que
hay música en directo todas las noches, con actuaciones de gente desconocida y
de figuras consagradas que se dejan caer solo para sentir a al público cercano,
eso es fantástico.
Dejando a un lado lo que es el culebrón y las relaciones
personales de los personajes la serie desgrana todo el proceso creativo de los
compositores de Country, la importancia de las letras, los sentimientos que dan
ese aire melancólico a los temas, las imprescindibles guitarras y el whisky,
mucho mucho whisky, no sé la de litros que habrán bebido a todas horas a la
vez que trataban el tema del alcoholismo, ¡cómo no! si en realidad privan como
en la serie debe haber tantas asociaciones de alcohólicos como bares.
También trata el tema de las compañías discográficas, los
hilos que las mueven y como “compran y venden” cantantes y bandas, la estrecha
relación en el Pop y el Rock y como se alimentan los unos de los otros para
fabricar artistas y bombazos musicales.
Tal ha sido el éxito de la serie, bueno rectifico, de los
actores cantantes de la serie, que hay en marcha desde hace un tiempo una gira
que llena agotando entradas por donde va.
La realidad es que el Country me engancha, si los escucho
muy de seguido me cansa pero en un momento u otro vuelvo a él y hay artistas
como Ryan Adams , Raskal Flats , Keith Urban o la grandísima Dolly Parton que
me encantan, ahora tras ver la serie he añadido a Charles Estein y Clare Bowen , mi preferida, ¡qué voz!!!!
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