UN DIA

Hoy desde que me he levantado he llegado tarde, aunque el reloj ha sonado puntual a la hora de siempre.

He llegado tarde a dejar a los chiquillos al cole, al trabajo, al teléfono ,al correo, a los sms, hoy ha sido un día en el que por más que me he esforzado no he conseguido seguir el ritmo.

He llegado tarde para coger a tiempo mi paciencia, he llegado tarde para poder aguantar las horas de espera infructuosas.

Hoy ha sido un día en el que por más que lo he intentado no he podido compaginar mi casa con mi despacho, pese a estar juntos.

Hoy he llegado tarde a coger un respiro para poder seguir, hoy me ha vuelto a dar un golpe la distancia y he buscado afectos para llegar a tiempo, pero ellos también tenían su día y yo he seguido llegando tarde al teléfono ,a las meriendas, a los deberes, a una reunión, a los escritos, a los mail, a la cena...




Mientras estoy escribiendo esto no se cómo compensaros mi mal humor, mi frustración por no haber cogido el día a tiempo, pero este sitio era el único que me quedaba a estas horas para poder quejarme con libertad, necesitaba hacerlo para que mañana sea otro día y no la continuación de este. Cuando espero suelo leer el periódico, revistas o libros cortos que me compro en Babel, casi siempre de poesía, lo hago para no tener la sensación de que pierdo el tiempo en los pasillos del Juzgado o en los Registros... y hoy he vuelto a releer , por poco entero ,uno que me encanta de Manuel Emilio Castillo y seguro que este poema puede compensar muchas cosas, aunque hoy siga sin ser mi día.





VIDA


Aquí huye mi tiempo y mi espacio,


mi deseo jamás apagado,


te empujo constantemente por esta corriente agitada


que huye de mi vida, tres conceptos que se pierden,


entre la impulsiva espuma náutica legados.





Y vuela un sol rey sobre charcos voluptuosos,


en un enredo azul de voluntades sepultadas


bajo sus carnes volcánicas resentidas.





Nada ocurre, soy un sueño breve y cierto,


diminuta rendija de la noche que tu frente piensa,


como agua sorda que desgasta una porosa piedra solitaria


que feliz relame mi ansia preciosista.





Deber de un deseo, en tu vientre yuxtapuesto,


duro peso del conocimiento y del dolor tartamudo,


hijo de barro curvo y de agua errante,


sobre las sienes de tus pupilas omnívoras.





Luz constante que aquí se desliza y nace,


que cubre mi huella y alumbra mi existencia


-sin quizás-,


química de mil necesidades,


una guerra para nada.





... y mañana será otro día.