LA MUERTE DE LOS MUERTOS

No me gusta ir al cementerio, ni en los Santos ni en ningún día del año. No me gusta y es una cosa que tengo que explicar constantemente y eso me gusta menos.
No me gusta el carácter religioso-festivo que se le da en nuestra religión mayoritaria a la muerte.
No me gusta los velatorios, ni me gusta ver a la gente muerta con sus caras desfiguradas por el dolor , la enfermedad, la vejez, los accidentes o la propia muerte.- míralo si parece que está durmiendo el pobrecico.- no soporto la hipocresía de los "velorios", como dirían mis amigas venezolanas, la muerte es un trámite que hay que pasar y ya, y quienes me conocen bien saben que lo paso muy mal en estas circunstancias, este año he tenido que ir a dos, y digo que he tenido por que mi malestar era superado por el cariño que sentía por los vivos que quedaban alrededor del muerto.
Y no entiendo que gente cercana a mi no entienda que no quiero ni que me exhiban, ni que haya un cura diciendo cosas ridículas sobre mis bondades o sobre las bondades (hipotéticas , claro) que me encontraría en el divino más allá...es superior a mi.

Este fin de semana he ido al cementerio, obligada claro, con una de esas obligaciones que yo me cargo a las espaldas pero que tengo que hacer.....-¡que hermosura, qué flores más preciosas!!!. exclamaba la gente con admiración- un ir y venir entre tumbas, saludos en la distancia, móviles incansables, cotilleos añejos....y luego a lo mejor un día me sorprendo en la puerta del cementerio de Tobarra, y me doy una vuelta y miro las fotos y mando un beso tímido....pero ese día he ido sola , por no sé qué motivo , pero no empujada por el frenesí floral o por el espectáculo de limpieza cristiana (por que nada mejor que un buen ramo de flores para borrar los pecados terrenales).

Para mi los cementerios están llenos de muertos y de mucho dolor, de un dolor que no se va por mucha tierra que se le eche encima, por eso prefiero seguir con la vida y no darle la importancia que no se merece a la muerte.