
Hoy es Martes de carnaval, ya os habréis dado cuenta que me gusta mucho todo este tinglao.
Y hoy, por supuesto, es el día cumbre de la "fritillas" ( masa parecida a la del pan que se fríe en mucho aceite hasta que se infla y luego, una vez fría , se espolvorea con azúcar... y a mojar en chocolate) y este año he sido más lista que otros y la última vez que estuve en Tobarra compré un cargamento en la panadería de debajo de mi casa y las congelé con lo cual esta tarde merendaremos todos al más puro estilo del San Reventón Tobarreño.
Cuando vivía en Albacete me gustaba bajar a Tobarra por la tarde del Martes de carnaval sólo para disfrazarme y salir en el desfile. Ha habido muchos años buenísimos, de disfraces de risa, de disfraces buenos, de algún premio, de alguna detención ( al Comando Cornelio....) del algún susto, de alguna mala noticia...de todo, pero si yo recuerdo uno con mucho cariño es el del 90 y por eso os he puesto la foto. Ese año nos disfrazamos para salir juntos en el desfile por el pueblo, mis dos primos, Sera y Jesuto, y yo. Sera con un disfraz de Guardia Suiza del Vaticano que se lo había hecho mi tía Consuelo, ¡una obra de arte!, y Jesuto de caramelo de plátano ( o eso decía él) que se lo había dejado una amiga de su madre, y yo del Charlestón ( ese disfraz me lo he puesto mil veces, me encanta). El plan era ir al desfile por la tarde y luego a la Rallye o lo que saliera. Empezamos el recorrido pero en vez de ir sólo por la calle bailando con las charangas, hicimos un particular desfile de bares ( Canusas, El Pique, El Casino, El Vaticano...) a las diez de la noche o por ahí, después de cenar y sobre todo beber, decidimos subir al centro a tomar algo ( algo más) y el problema era subir en el coche de Sera por que la lanza que llevaba medía dos metros y medio y no cabía por ningún lado... soluciones Primos Sabina: Sera se montó en el asiento del conductor puso la lanza fuera del coche y la sujetaba con la mano izquierda con la ventanilla bajada, mientras que con la derecha conducía y Jesuto , en el asiento del copiloto, cambiaba las marchas....¡una locura! que nos ha dado raticos de muchas risas a lo largo de los años, por que en aquel momento nosotros lo veíamos lo más normal del mundo.
Llegamos a la discoteca y allí más risas, sobre todo cuando un chaval estaba empeñado en que le dijera a "mi amiga" que aceptara un cubata y bailara con él.... todo normal, salvo por que "mi amiga" era mi primo Jesuto... el ligó y a mi ni caso... es que los caramelos de plátano son muy dulces...
Fue un buen San Reventón que terminó a las tantas de la madrugada con el chocolate con fritillas en la discoteca, que no se ni cómo teníamos cuerpo después de tanto bebercio... y este año toca lo mismo, con otro estilo, pero lo mismo, comer fritillas y reírnos un rato de "la Cuaresma" en su cara que los días malos vienen solos.